viernes, 24 de junio de 2011

Nostalgia

Alguien dijo alguna vez que no siempre los tiempos pasados fueron mejores. Muchos están de acuerdo, otros difieren. Lo cierto es que nos gusta sentirnos atados a aquel sentimiento nostálgico que nos inunda de recuerdos y nos nutre con la visión de tiempos pretéritos. Es aquella melancolía la que nos mantiene vivos, siempre deseosos y esperanzados por volver a vivir esas experiencias inolvidables, esos momentos felices que tanto gozamos.
Somos pocos quienes realmente recreamos en nuestras mentes los túmulos de recuerdos preocupándonos por no poder vivirlos de nuevo. Es un sentimiento encontrado, un conflicto constante que genera pesadumbre disfrazada de felicidad, una extraña sensación que provoca nos mostremos incapaces de discernirnos nostálgicos o alegres por tejer memorias. Si, es una sensación muy particular. Somos pocos quienes la experimentamos y en ocasiones nos agobia el exceso de remembranzas, el enorme caudal de vivencias que cubre y se apodera de nuestras mentes provocando una súbita y fugaz recreación de lo ya vivido. Es como si en un instante nos situáramos justo en aquel hermoso momento que tanto añoramos, es como si todo se conjugara perfecto y unimismáramos cuerpo y memoria, oliendo, escuchando y observando aquello inmemorial ocasión.
Si  recurriéramos a las raíces etimológicas de la palabra “nostalgia”, nos daríamos cuenta de tan elocuente significado. Nostos en griego signfica “regreso” y algos “sufrimiento”; nostalgia se refiere al martirio provocado por las evocaciones y las vivencias pasadas, en síntesis, es la tristeza ocasionada por el destierro, o como definiría el connotado escritor checo Milán Kundera en su libro “La ignorancia”, la nostalgia es “la morriña del terruño… morriña del hogar”.
Es difícil describir con palabras el intempestivo torrente de pensamientos que se arremolinan vertiginosamente en nuestras mentes, es casi imposible explicar el porqué de ese alusivo oleaje. Existen muchas facetas del comportamiento humano que aún se mantienen inexplicables. Pero lo que sí sabemos, es que todos esos recuerdos son un regalo hermoso, un don magnífico y una cualidad distintiva de nuestra especie.
No siempre los tiempos pasados fueron mejores, pero dichosos aquellos que mantienen vivas las experiencias transcurridas y siempre presentes las gratas recordaciones. J.L.Ll.A. Campeche, Cam., 2001

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