martes, 3 de octubre de 2017

Islas de calor y agua urbana


Por José Luis Llovera Abreu

Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y las ciudades se vuelven más populosas día a día. En relación al uso, consumo y explotación del agua, se ha sostenido que la iniciativa de contrarrestar el impacto por la demanda excesiva de este líquido a través de la mitigación de fugas en las redes de agua entubada, es el primer paso hacia su cuidado y aprovechamiento. Sin duda, el segundo paso sería idear una forma de incrementar el almacenamiento de agua, sobre todo de aquella que proviene de la lluvia, por ejemplo, en contenedores subterráneos luego de ser filtrada por varias capas de la superficie de la ciudad.

Uno de los principales problemas causados por la rápida urbanización es el aumento en la temperatura de la ciudad. Este fenómeno es generalizado en todo el mundo e implica el hecho de prescindir, cada vez más, de suelos porosos y sobre los cuales haya filtración; como jardines, bosques urbanos, lagos, arroyos, áreas verdes en general, etc. Por el contrario, la rampante urbanización crea superficies impermeables mediante el uso indiscriminado del concreto y del asfalto, lo que genera las Islas de Calor Urbanas (Urban Heat Islands), elevando significativamente la temperatura promedio de las ciudades.

El especialista Donald Yow enfatiza que “las islas de calor urbanas son un ejemplo muy claro y bien documentado de una modificación antropomórfica al clima, la cual tiene un impacto atmosférico, biológico y económico”. Las Islas de Calor Urbanas han provocado que los planificadores, ingenieros y arquitectos tengan que resolver un problema que el mismo ser humano ha creado. Por lo tanto, creemos que hay mucho desconocimiento del tema y que deben ejecutarse acciones para la implementación de un diseño urbano más inteligente. Por ejemplo, la creación de más techos verdes, y ahondar en sus variantes tecnológicas, es una opción práctica para disminuir la temperatura en las ciudades. Asimismo, el hecho de incrementar la permeabilidad del suelo a nivel de calle e incrementar las áreas verdes en la ciudad son los primeros pasos para lograr un decremento en la temperatura en las áreas urbanas.

Existen estudios específicos acerca del impacto provocado por el incremento de la temperatura en las áreas urbanas y sus efectos en la salud. Una muestra es el escrito intitulado “Los efectos del entorno térmico en la salud humana: una investigación de 30 años de mortandad diaria del suroeste de Alemania.” por G. Laschewski y G. Jendritzky el cual, no obstante de que se refiere a casos alemanes, nos revela estudios epidemiológicos acerca de los impactos del entorno atmosférico en la salud y cómo estos se ligan a la contaminación del aire. También nos demuestra que la generación de calor por la ciudad y su disipación tienen que estar balanceadas, de otra forma se propiciaría en los habitantes algo llamado “estrés térmico”.

Estudios realizados por diversos especialistas demuestran que si se incrementa el área verde alrededor de un edificio de tres pisos la temperatura de su entorno disminuirá por lo menos 2 grados Celsius, lo cual representa más de un 5% de ahorro energético. De igual forma, y aún en temperaturas frías, las propiedades como aislante térmico de los techos verdes pueden minimizar la pérdida de calor de los edificios y disminuir al mismo tiempo las emisiones de gases efecto invernadero relacionados con la calefacción.

Si bien es cierto que las propuestas aquí referidas no representan soluciones fáciles e inmediatas, sí es una realidad que debemos comenzar a implementarlas y propiciar así una estrategia conjunta, entre sociedad y gobierno, para minimizar los efectos de las altas temperaturas y hallar formas de aprovechar el agua.


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