domingo, 10 de abril de 2011

Alimento del alma.



Es indiscutible que el sentimiento de plena satisfacción personal no sólo radica en la culminación de un programa de estudios profesionales, ni tampoco en una serie de metas bien logradas, sino debe ser motivo de una sed de progreso constante y siempre latente en nuestros ánimos y ansias de vivir.

El hecho de cultivar nuestras almas y forjarnos un intelecto cada vez más sólido y ávido de una madurez incesante debe generar un nosotros mismos una gran serie de alternativas para vivir cada vez mejor; el simple transitar por los senderos de la vida es una actitud errante e inadmisible para todos aquellos que deseen sobresalir en este mundo cada vez más poblado y demandante de gente culta y capaz. Pero existen ciertas actividades que por lo regular, se desempeñan de una manera anexa u opcional y que no siempre, para fortuna o no, están estrechamente relacionadas con la profesión o labor predominante de la persona, me refiero a cualquier actividad que pueda forjar en nosotros un espíritu más fuerte, algo que ayude a sentirnos aún mejor y que llene y alimente por completo los espacios vacíos del alma.

La importancia y la trascendencia de estos “escapes” o quehaceres alternos radica precisamente en el hecho de poder romper alegremente con una monotonía que muchas veces existe en nuestras vidas y que nosotros, inconscientemente, nos negamos a cambiar por miedo a quebrantar una secuela cotidiana ya conocida y aparentemente tranquila y sin complicaciones. Creo que el hecho de desempeñar nuevos hábitos, tales como leer, escribir, pintar o cualquier otra actividad que de una u otra manera esté ligada con el arte, o simplemente dedicarnos al arte por unos cuantos instantes generaría nuevas perspectivas de vida. Pues bien, tal vez sea de suma importancia detenernos unos segundos en medio de todos nuestros enjambres e problemas y anhelos y tomar muy en cuenta que una de las mayores retribuciones de carácter personal, es sin duda, la de sentirnos plenamente satisfechos con nosotros mismos y que sea lo que sea que hagamos a favor de un bien personal o impersonal procurarnos una vida plena de satisfacciones, para así sentirnos verdaderamente realizados.

José Luis Llovera Abreu.

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