Animados tal vez por los dorados ayeres, recordábamos que hace más de veinte años publicamos en las páginas del Diario de Yucatán unos sonetos, que a nosotros nos parecen espléndidos y que nos gustaría disfrutaran, sobre todo, las nuevas generaciones de lectores de “El Periódico de la Vida Peninsular”.
Y es que a pesar de que la forma literaria del soneto ha recibido a lo largo de los años numerosas críticas, generalmente motivadas por sus estrafalarios rigores numéricos, como expresara Jorge Luis Borges, siempre, dígase lo que se diga, es la creación formal más importante de la poesía lírica desde su nacimiento en el siglo doce, su inmediato apogeo en el renacimiento y su posición actual en los diversos movimientos literarios, y es que, no obstante sus exigencias formales, resulta con la anchura necesaria para captar las vivencias de su autor, sublimadas por la rima.
En el soneto “En vísperas” del Lic. Perfecto Baranda Macgregor, sentimos la acertada resignación ante la muerte que se vislumbra. Y otro gran poeta campechano, Rafael Perera Castellot le contesta al primero con otro soneto que bien podemos calificar, también, de antología.
EN VÍSPERAS
Lucho con los abrojos del camino:
me acorazan dolores, desengaños.
Ante el rudo castigo de los años
la muerte es redentora, a ella me inclino.
¿Cuándo me llamará? No lo adivino…
Cuenta para ello múltiples amaños
que aunque no son a la conciencia extraños,
por más que reflexiono, nunca atino.
Vegeto en las tinieblas… soy un ciego
que sólo espera con serena calma
que la parca señale mi partida.
Pero aún retengo en el cerebro fuego
hago versos escritos con el alma
como el último grito de la vida.
Perfecto Baranda Macgregor
A PERFECTO BARANDA MACGREGOR
Ciego, cómo te envidio porque aún canta
tu espíritu gentil. Cómo quisiera
que ese pájaro insomne se prendiera
en mi desolación, que nada encanta.
Seca tengo de angustia la garganta
y mustia mi quimera pordiosera.
Tú no, yo soy el ciego que agiganta
su fe en tu fe, que va por donde quiera.
Deja estrechar tu mano, noble y fuerte,
que espera la visita de la muerte
como una bella amada presentida.
Mientras yo… torpe y cobarde…
salgo a ver si un celaje de la tarde
ciega y destroza de una vez mi vida.
RAFAEL PERERA CASTELLOT
Estas son, sin duda lecturas que iluminan.
José Luis Llovera Baranda.
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