Para muchos, las medianías sólo significan mediocridad aunque muchas veces esto refleja un aspecto centrado y pasivo de la persona; y para otros, la personalidad radical sólo lleva a excesos y a una serie de condicionantes en la conducta del hombre hasta cierto punto nocivas para nuestra salud física y mental, aunque no se trata de juzgar y determinar la mejor postura para el bien de nuestra cultura y civilización sí debemos encauzar nuestros objetivos hacia algo concreto aunque esto sólo sea una figura intangible, producto de nuestros ideales y anhelos. Es difícil centrar un objetivo, pero es más complicado aún el hecho de aferrarnos a un ideal y defenderlo a capa y espada en una trayectoria de inexorable entereza; no se trata de encerrarnos en ideas absurdas e imposibles, lo difícil no es eso, sino defender cabalmente una serie de parámetros que van normando nuestro criterio encaminado a un fin predeterminado.
Creo que el hombre debe ser de una sola pieza, inflexible en cuanto a sus convicciones y plenamente convencido de sus aptitudes y de su vocación. Es cierto que a veces hay que ceder, pero esto siempre debe suceder en páginas intrascendentes de nuestra vida, en los capítulos importantes y vitales es en donde realmente debemos mostrar nuestra verticalidad e integridad moral. El ser radical de ninguna manera está ligado a una actitud necia e irracional, al contrario, debería ser el despliegue a toda asta de nuestra más fiel bandera, nuestra personalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario